¡Gol gana!

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¡Gol gana!: Suspenso y fútbol sobre la arena de Oaxaca.

"La vida en sí misma no es más que un partido de fútbol." Sir Walter Scot.

En medio de una playa de Oaxaca, un grupo de adolescentes y albañiles se reúne para jugar un partido de fútbol improvisado. El calor del día no es suficiente para detenerlos, pues el placer de jugar es mayor. En un país como México, el fútbol es mucho más que un deporte: es una escapatoria. Después de un rato de juego intenso, uno de ellos grita: “¡Gol gana!”, y el ambiente se vuelve más competitivo. El partido continúa, hasta que, de repente, hay una falta y se decreta un penalti. Todos se detienen. El aire se llena de tensión y expectativa, mientras todas las miradas se centran en el chico que se dispone a lanzar. El chico se perfila, toma impulso, corre hacia el balón y dispara.

En ese instante, mientras el balón vuela, el estrés se refleja en los chicos que observan la escena, el portero se prepara para lanzarse y... la vida se detiene. No les diré si fue gol o no, pues en esta historia eso no importa mucho. No es el gol lo que trasciende en esta escena, sino el momento justo antes de que ocurra. Es en ese segundo de incertidumbre, cuando aún no se sabe si será anotado o fallado, donde reside la verdadera emoción. Ahí, en ese instante suspendido en el tiempo, se captura el verdadero recuerdo, la esencia misma de la vida y el fútbol, donde todo se decide en una acción, un instante, un suspiro. A veces, capturar el momento antes de que ocurra es mejor que capturar el suceso en sí, porque es ahí donde reside la esencia pura del instante.

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¡Gol gana!: Suspenso y fútbol sobre la arena de Oaxaca.

"La vida en sí misma no es más que un partido de fútbol." Sir Walter Scot.

En medio de una playa de Oaxaca, un grupo de adolescentes y albañiles se reúne para jugar un partido de fútbol improvisado. El calor del día no es suficiente para detenerlos, pues el placer de jugar es mayor. En un país como México, el fútbol es mucho más que un deporte: es una escapatoria. Después de un rato de juego intenso, uno de ellos grita: “¡Gol gana!”, y el ambiente se vuelve más competitivo. El partido continúa, hasta que, de repente, hay una falta y se decreta un penalti. Todos se detienen. El aire se llena de tensión y expectativa, mientras todas las miradas se centran en el chico que se dispone a lanzar. El chico se perfila, toma impulso, corre hacia el balón y dispara.

En ese instante, mientras el balón vuela, el estrés se refleja en los chicos que observan la escena, el portero se prepara para lanzarse y... la vida se detiene. No les diré si fue gol o no, pues en esta historia eso no importa mucho. No es el gol lo que trasciende en esta escena, sino el momento justo antes de que ocurra. Es en ese segundo de incertidumbre, cuando aún no se sabe si será anotado o fallado, donde reside la verdadera emoción. Ahí, en ese instante suspendido en el tiempo, se captura el verdadero recuerdo, la esencia misma de la vida y el fútbol, donde todo se decide en una acción, un instante, un suspiro. A veces, capturar el momento antes de que ocurra es mejor que capturar el suceso en sí, porque es ahí donde reside la esencia pura del instante.

¡Gol gana!: Suspenso y fútbol sobre la arena de Oaxaca.

"La vida en sí misma no es más que un partido de fútbol." Sir Walter Scot.

En medio de una playa de Oaxaca, un grupo de adolescentes y albañiles se reúne para jugar un partido de fútbol improvisado. El calor del día no es suficiente para detenerlos, pues el placer de jugar es mayor. En un país como México, el fútbol es mucho más que un deporte: es una escapatoria. Después de un rato de juego intenso, uno de ellos grita: “¡Gol gana!”, y el ambiente se vuelve más competitivo. El partido continúa, hasta que, de repente, hay una falta y se decreta un penalti. Todos se detienen. El aire se llena de tensión y expectativa, mientras todas las miradas se centran en el chico que se dispone a lanzar. El chico se perfila, toma impulso, corre hacia el balón y dispara.

En ese instante, mientras el balón vuela, el estrés se refleja en los chicos que observan la escena, el portero se prepara para lanzarse y... la vida se detiene. No les diré si fue gol o no, pues en esta historia eso no importa mucho. No es el gol lo que trasciende en esta escena, sino el momento justo antes de que ocurra. Es en ese segundo de incertidumbre, cuando aún no se sabe si será anotado o fallado, donde reside la verdadera emoción. Ahí, en ese instante suspendido en el tiempo, se captura el verdadero recuerdo, la esencia misma de la vida y el fútbol, donde todo se decide en una acción, un instante, un suspiro. A veces, capturar el momento antes de que ocurra es mejor que capturar el suceso en sí, porque es ahí donde reside la esencia pura del instante.